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Un proyecto país

Foto del escritor: Vox NostraVox Nostra

Por: Sergio Villareal


Mientras se aproximan las elecciones del año 2022, ya todos los candidatos empezaron a hacer movidas para mejorar sus chances electorales. Alejandro Gaviria fue a las regiones a recolectar firmas y aceptó el apoyo Liberal para no ser un candidato solo para los Andes, la Javeriana, y el Rosario. Enrique Peñalosa se distanció de Duque y el Uribismo en donde ha mantenido cuotas burocráticas por los últimos 3 años, y Petro reencontró a dios en Barranquilla para golpear a Gaviria por su ateísmo. Este teatro político, aunque entretenido de mirar, no habla sobre lo que en realidad se necesita en una elección presidencial.


He participado y creado estrategias para múltiples campañas políticas, muchas de las cuales han ganado. En mi experiencia, lo que diferencia a una campaña ganadora de una perdedora no es más que el respeto al elector, hablarle a la gente sobre los problemas que en realidad enfrentan día a día. Si algo nos mostró el Paro Nacional es que la generación de hoy es política y tiene causas que exigen atención. Por más entretenida que pueda ser una pelea en twitter entre Petro y Fajardo o los cientos de twitteros que en fila india ahora desfilan para el Congreso de la República, esta no resuena en la población, porque es una pelea superficial. No hay tiempo para pan y circo cuando en tu esquina los atracos son cada vez más frecuentes y la presencia de un militar, más que dar calma y tranquilidad, en realidad solo genera temor.


La mejor evidencia de esta tésis es Antanas Mockus, un ex-Alcalde casi desconocido que no era bueno haciendo alianzas políticas. Lo atropellaba el juego electoral porque no veía las ideas desde la izquierda o la derecha sino que buscaba el beneficio general. Fue sorpresa electoral en el 2010 cuando le ganó a muchos veteranos de la política como Rafael Pardo y Gustavo Petro en su intento de ser Presidente. Pasó a segunda vuelta cuando siquiera llegar a la primera sin adherirse a otro candidato era más un chiste que una posibilidad realista. No logró esto a punta de dramas políticos y de rediseñarse cada semana para tratar de parecerse más a cual sea la tarima donde estaba hablando. Lo hizo respetando a su audiencia y hablándoles de los temas que en realidad los tocaban. Lo hizo hablando sobre el abandono estatal y la violencia en el Pacífico, sobre el fuerte impacto de la corrupción en la Costa, sobre los peligros de la cultura mafiosa en Medellín, prometiendo cambios reales y tangibles. Resolvía problemas porque eso es lo que siempre había hecho sin meterse en peleas por twitter o vender sus ideales al mejor postor.


Lo que falta en la baraja presidencial de mil candidatos de este 2022, es una visión real del país, un proyecto que todos podamos considerar propio. Lo que fue el proceso de paz en el 2014, la Cultura Ciudadana en el 2010, la Seguridad Democrática en el 2002, la paz con las Guerrillas y el fin del narcotráfico en 1990. Puede que la canasta familiar consista hoy en día de huevos, plátano, frutas y un pre-candidato a la presidencia por hogar, pero eso no garantiza democracia ni le garantiza opciones al electorado. No hay debate con altura porque no sabemos lo que estamos debatiendo. El pragmatismo político volvió a las campañas banderas de colores sin un mensaje. Es por esto que nadie sabe cuál es el horizonte al que habremos llegado en el 2026 si se vota por x o y candidato, y esa es la más grande de las derrotas políticas.



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