En el mes de septiembre de 2020 se estableció la cicloruta permanente por la carrera séptima en la calzada con sentido norte-sur, son 21 kilómetros en total y conecta de manera directa la calle 22 sur con la calle 106. Esta cicloruta forma parte del objetivo del distrito de incorporar 84 kilómetros de carriles de cicloruta para la ciudad y que se impulsó en el Plan de Desarrollo 2020-2023.
A este asunto, desde el mes de junio que se anunció el programa, han llovido miles de críticas por parte de un sector de la ciudadanía por la implementación de este corredor, primordialmente por parte de los usuarios de automóviles, quienes observan que, en los primeros meses de haberse establecido la cicloruta, el flujo de movilidad de los bici-usuarios es muy poco según su percepción.
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No obstante, si bien la cicloruta reduce parte del espacio vial asignado para los usuarios de vehículos motorizados (un 33%), es pertinente aclarar que antes no existía un espacio establecido para el uso de los bici-usuarios, pues su movilidad significaba un problema: tanto si lo hacían en los estrechos andenes donde transitan los peatones, o en las calzadas donde transitan los vehículos. Por lo cual, los bici-usuarios exigían un espacio seguro para ejercer sus viajes.
Además de eso, esta medida se estableció en sintonía con los planes de movilidad sostenible que han implementado las ciudades con mejores sistemas de movilidad del mundo, algunos ejemplos son nueva York, Melbourne, Grenoble, Copenhague, entre muchos otros.
De hecho, el caso de Copenhague es un buen ejemplo a seguir, pues antes de los 90's el uso de la bicicleta era mínimo, pero a partirde esta década se estableció un plan de movilidad sostenible para la ciudad, donde se implementaron carriles para el uso de los bici-usuarios. Consecuencia de esto, fueron los registros obtenidos entre 1995 y 2005, donde se duplicó el uso de la bicicleta y, en 2008, las estadísticas reflejaban que el 37% de todos los viajes realizados a lugares de trabajo se hacían en la bicicleta (Jan Gehl, en "Ciudades para la Gente", 2010).
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Con el ejemplo de Copenhague no se pretende afirmar que Bogotá llegará a tales registros del uso de la bicicleta -esa cuestión se debe analizar a mediano o largo plazo-; pero lo que sí es cierto, es que mediante políticas públicas como la medida de la cicloruta por la Séptima, se da un primer paso para la ciudad en el camino hacia la movilidad sostenible, aspecto que, como pasó en Copenhague, eventualmente se podrá cumplir el objetivo de incrementar el número de bici-usuarios en años venideros.
Por: Juan David Bustos
Ig: @juandavid_bg02
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