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Estamos perdiendo la confianza

Foto del escritor: Vox NostraVox Nostra

Por: Nicolás López


La imagen actual de los organismos que representan a la ciudadanía está por el piso. Es alarmante ver los altos porcentajes de desfavorabilidad que estas instituciones tienen. El último estudio sacado por Invamer refleja que el Congreso tiene una desfavorabilidad del 76% y los partidos políticos del 81%, porcentajes que vienen creciendo durante los últimos años. ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué estas instituciones tienen una tendencia negativa a lo largo de los años? ¿Esta tendencia cambiará su rumbo? De no hacerlo, el futuro de Colombia se enfrenta a una desestabilización porque el presente ya está escrito, nuestro país ya está en una crisis de representación y no sabemos su duración.

Así pues, las encuestadoras son las encargadas de seguir la percepción de los colombianos frente a estos temas y hoy llegamos a la conclusión de que no hay la confianza que debería haber en quienes fueron electos, en quienes supuestamente llevan nuestra voz a consideración. Ahora bien, puede que muchos sí estén haciendo bien su trabajo, tampoco nos quedemos generalizando. No obstante, es impresentable los numerosos casos de investigaciones, sanciones y faltas de diligencia que ha habido dentro de estas entidades. Por lo tanto, una nueva transformación es necesaria, una transformación que produzca armonía y agrado, una transformación real hacia la transparencia y el cumplimiento de lo que se promete, una transformación que deje de lado una polarización que le está haciendo mucho daño a Colombia.


De manera que esa transformación necesaria debe ser sobre las prioridades. Max Weber insiste en que hay dos formas de hacer política: vivir “para” la política y vivir “de” la política. No son excluyentes en absoluto, ya que todo trabajo noble debe ser remunerado, sin embargo, vivir “para” la política, es decir vivir y trabajar al servicio de alguien, en este caso Colombia, debe ser la prioridad máxima. Ahora bien, puede que el olvido del servicio como prioridad sea la causa de esta crisis de representatividad. Vivir solamente “de” la política rechaza el servicio natural que esta exige tener. Además, el servicio como prioridad desenvolverá correctamente las otras necesidades que los colombianos buscan que sean atendidas.


En definitiva, las prioridades del servicio público en Colombia deben ser correctamente entendidas y obligatoriamente ordenadas. No es posible que los porcentajes de desfavorabilidad de estas instituciones ya mencionadas se acerquen a los mismos porcentajes de grupos como el ELN y las FARC, tal como lo analiza Camilo Trujillo en una reciente columna en el medio “Cali 24 Horas”.


Es importante que los políticos electos, y los que buscan ser elegidos, entiendan esto. Algunos de ellos, si buscan bien, lo están entendiendo. Estamos ad-portas de las elecciones y estas no pueden ser vistas solo para alcanzar el poder que otorga un cargo, deben ser vistas como un deber para con los ciudadanos. Estamos perdiendo la confianza, aunque no por eso tenemos que detenernos en la búsqueda de algo mejor.



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